Vídeo en Apoyo al Pueblo Ucraniano – Terra’s Theme – Final Fantasy VI

por Ana María Gutiérrez

Con esta melodía, Terra’s Theme, de la BSO del videojuego Final Fantasy VI, compuesta por Nobuo Uematsu, la flautista Ana María Gutiérrez, en nombre de todo el equipo de Invisible Movement, muestra su apoyo y solidaridad con el pueblo ucraniano y lanza un mensaje de paz para que las guerras sólo se libren en la ciencia ficción, en películas y videojuegos.


Flauta: Ana María Gutiérrez Martínez
Música: Terra’s Theme, de la BSO de Final Fantasy VI
Compositor: Nobuo Uemastu

Hemos escogido este tema, emblemático donde los haya, por el fuerte componente emotivo que acompaña la imagen del juego donde aparece. Ni que decir tiene que este Final Fantasy VI, lanzado inicialmente en 1994 para Super Nintendo, se erige como un gran RPG dentro de una saga extremadamente prolífica que ha cosechado un enorme éxito en su amplísimo recorrido (según Vandal, y hasta la fecha, 171 títulos para plataformas entre las que se encuentran PS5, Xbox Series X/S, Switch, PS4, Xbox One, Wii U, PSVITA, Android, Nintendo 3DS, iPhone, PS3, Wii, PSP, NDS, Xbox 360, PC, GameCube, Game Boy Advance, PS2 y PS One). 

Si algo destacamos de este icónico tema es la perfecta conjunción entre música e imagen. Así, a lo largo de su desarrollo, que se incluye dentro de la Introducción del juego, vemos el avance de los tres robots pilotados por Wedge, Biggs y Terra bajo un ambiente hostil, marcado por las inclemencias climáticas del frío y la nieve, un panorama similar al que el pueblo ucraniano está afrontando en estos días en el terrible asedio que estamos viviendo. 

Respecto a la instrumentación, la caja, marcando un ritmo marcial, y el arpa, a través de un ritmo motor que arpegia los acordes de la armonía, marcan de alguna manera el paso de los robots, dando continuidad al conjunto. A ello, se suma el tema del oboe, con una melodía de aparente sencillez, pero de enorme belleza. Y es que, efectivamente, es lo que la escena nos ofrece: la sencillez, el vacío y la soledad del paisaje castigado por el frío, los tintes de guerra y, en cierto modo, la nostalgia por los tiempos de paz. En nuestro caso, sustituimos el oboe por la flauta, con el mayor deseo de que este conflicto armado termine lo antes posible y de que, de nuevo, los tiempos de paz no formen parte de la nostalgia colectiva, sino de la realidad. 

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