Análisis Theatrhythm Final Bar Line

¡Música, maestro!

por Dogen

Theatrhythm aterriza en Nintendo Switch con motivo de la celebración del 35º aniversario de la saga Final Fantasy. Más de 350 temas musicales cuidadosamente seleccionados nos transportarán a un mundo de nostalgia que hará las delicias de los fans… y los no tan fans.


A estas alturas lo de la “Fantasía Final” no se lo cree nadie. Existe tal cantidad de productos de la franquicia que debería llamarse más bien “Fantasía Interminable”. Y ojo, que por mí, ya puede seguir así por muchos años más.

La cuestión es que la veteranísima saga gusta a propios y extraños porque sus aventuras -independientes entre sí- nos han sabido cautivar. Ya sea por sus historias de amor, sus carismáticos protagonistas e infatigables compañeros, sus memorables villanos, o, en el caso que nos ocupa, su inmortal banda sonora. Todos estos elementos no solo permanecen a fuego en nuestros corazones, sino que a lo largo de los años han sabido modernizarse y adaptarse a otros formatos para seguir enamorando a los jugadores de antaño y seducir a las generaciones más jóvenes.

La saga de spin-offs musicales que hoy nos ocupa vio la luz en Nintendo 3DS de la mano de indieszero y Square Enix allá por el año 2012, y, contra todo pronóstico, gustó mucho en occidente gracias a su equilibrado cóctel de nostalgia, adictiva jugabilidad y una gran accesibilidad para todo tipo de público.

Para los que vengan de nuevas, lo que nos propone Theatrhythm es la típica jugabilidad de “fácil de aprender, difícil de dominar”. El mejor ejemplo de esto que me viene a la cabeza es el videojuego Guitar Hero. Ya sabéis, aquella serie de juegos musicales con auténticos temazos que, guitarra en mano -literalmente-, nos hacía sentirnos dioses del rock. 

En Guitar Hero comenzábamos fallando la mitad de los acordes de todas las canciones, pero tras innumerables horas de práctica y no menos blasfemias proferidas, acababas bordando el solo de Free Bird de Lynyrd Skynyrd en Guitar Hero II en dificultad Experto, obteniendo como recompensa la mayor de las satisfacciones personales: sentirse como una auténtica estrella de rock de sofá. Puede que incluso merecedor de la ovación de algún amigo o familiar. Hoy en día sería una hazaña tal como derrotar al Caballero Artorias sin pestañear, pero a lo musical.

Pero Theatrhythm no incluye ningún periférico. Para hacer frente a sus múltiples retos musicales tan solo necesitaremos el mando, cierta habilidad con nuestros “apéndices prensiles”, mucha práctica y bastantes dosis de paciencia.

La forma de jugar es bien sencilla: en pantalla se nos presenta una “partitura” a modo de pentagrama por la que se desplazarán los gatillos (las “notas”) de izquierda a derecha. Debemos acertar los gatillos con el timing adecuado y así conseguir avanzar en la canción. Por tanto, estos elementos serán nuestros principales enemigos a la hora de abordar cada tema y completarlo con éxito.

Los hay de distintos tipos y están codificados por colores en función del input que se espera del jugador, pero básicamente consisten en pulsar un botón, inclinar una o ambas palancas de dirección o mantener un par de botones pulsados durante un tiempo determinado. A estos les sumamos un último tipo de gatillo, algo difícil de controlar al principio, que nos obligará a seguir sus oscilantes movimientos de arriba a abajo con la palanca de dirección.

Pero no hay que dejarse engañar por su sencillez, ya que Theatrhythm exigirá de nosotros hasta la última gota de nuestra habilidad y sentido del ritmo para ser capaces de completar los distintos temas musicales, especialmente en los niveles de dificultad más elevados. Todo un desafío, os lo garantizo. 

Un acierto a la hora de hacer interesante y accesible sus mecánicas jugables es que para activar un gatillo nos sirve cualquier botón. Es decir, que el juego en ningún momento nos obliga a pulsar un botón determinado, sino que deja a nuestra discreción sostener el mando como más cómodo nos resulte y pulsar aquellos botones que nos apetezca, siempre y cuando pulsemos la orden mostrada en el momento adecuado. Así de simple.

Pese a ser un juego realmente desafiante, me gustaría alabar el gran trabajo de accesibilidad que se ha llevado a cabo, pues el juego cuenta con distintos de niveles de dificultad bien diferenciados que afectan a la complejidad de las partituras, así como un puñado de opciones para personalizar aún más la experiencia y poder jugar a nuestro gusto. Todos estos elementos de personalización lo hacen perfecto para llegar a todo tipo de público.

Cada tema musical se desarrolla en un precioso escenario sacado de la saga que estemos jugando. Mientras, nuestro simpático grupo de aventureros se abrirá paso a mamporros entre los múltiples enemigos que les saldrán al paso. 

El truco está -y forma parte del encanto del juego- en que no es algo meramente decorativo, ya que de nosotros depende que el grupo progrese sin contratiempos cuanto mejor se nos dé acertar a los gatillos, avanzando sin despeinarse cuando damos todas las notas correctas, o, de lo contrario, sufriendo nuestros errores a medida que los cometemos, disminuyendo así la barra de salud del grupo hasta el punto de fracasar si esta llega a cero.

Esta divertida mecánica añade una capa extra de jugabilidad, ya que nos lleva a tener que configurar nuestra party como si realmente estuviésemos frente a un juego de rol, teniendo que escoger personajes defensivos capaces de mitigar daño, otros que se centren en infligirlo e incluso llevarnos un sanador para que nos saque de un apuro. Por supuesto, no seremos nosotros quienes controlemos todo esto de forma directa, sino que serán los héroes los encargados de aportar todos estos efectos en función de nuestros errores y aciertos. Creedme cuando os digo que querréis tener un grupo bien equilibrado y con bastante nivel para ser capaces de salir airosos en los niveles de dificultad más exigentes.

Hay una barbaridad de personajes que desbloquear (más de 100) y de todas las entregas que el juego recoge, repartidos entre los 29 bloques musicales temáticos de los que hace gala. Nada os impedirá haceros con vuestro “Dream Team” soñado, mezclando, por ejemplo, a Tidus, Zack, Terra y Aeris. El simple hecho de desbloquearlos a todos y subirlos de nivel ya os dará para horas y horas de diversión garantizada.

Theatrhythm Final Bar Line dispone de varios modos de juego, pero sin duda el modo estrella -y el primero que querréis completar- es el de Misiones de serie, ya que aquí es donde desbloquearemos todas las canciones y personajes disponibles en el juego. 

Estas Series no son ni más ni menos que bloques temáticos dedicados a cada entrega y que recogen los temas musicales que se han seleccionado para cada Serie en cuestión. 

En las Series, cada canción lleva asociada una misión, que, de superarla, nos otorga distintas recompensas en forma de objetos consumibles que podremos usar para facilitar la vida a nuestro grupo de aventureros, como pociones para rellenar la barra de salud, objetos para multiplicar la experiencia ganada, entre otros.

También encontraremos cofres que contienen una llave que nos permitirá salir de la Serie actual y desbloquear una nueva. Porque sí, el juego, con mucho acierto, no nos obliga a superar una Serie para pasar a la siguiente, sino que en todo momento nos da la libertad de saltar de una Serie a otra siempre que tengamos llaves disponibles.

Una vez desbloqueadas las canciones, se puede acceder a todo el catálogo y volver a repetir las que más nos gusten para, por ejemplo, intentar superar nuestro récord de puntuación o intentarlas en una dificultad mayor (aunque esto se puede hacer también desde cada Serie). También existen unas escenas especiales que se desbloquean al superar las Series pero que no desvelaré porque merece la pena verlas de primera mano; también cuenta con un modo multijugador competitivo para cuatro jugadores que consiste en que los cuatro jueguen el mismo tema musical de forma simultánea y vayan entorpeciéndose los unos a los otros. Todo loquísimo y muy divertido. 

Para terminar, hay también disponible un modo cooperativo por parejas, en el que el pentagrama se divide en dos y cada jugador se centra en las notas de la parte que le corresponda. Como veis Theatrhythm Final Bar Line se acerca a todo tipo de jugadores y gustos.

Theatrhythm Final Bar Line incluye una sorprendente selección musical que abarca multitud de títulos y spin-off de los que se compone la saga. Desde los más clásicos: FFFFVI, pasando por algunos de los más icónicos FFVII, FFVIII, FFX, FFX-2… los títulos exclusivamente online, FFXI y FFXIV e incluso los más alejados de las entregas numeradas, como Type-0, Fables: Chocobo’s Dungeon, Crystal Chronicles, Dissidia y muchos, muchos más.

A este de por sí imponente listado musical, se le añaden 27 temas adicionales y exclusivos de la Edición Digital Deluxe que podéis encontrar en la eShop de Nintendo y PlayStation Store a un precio de 29,99 € y que además también incluye el primer Season Pass del juego, el cual incluye decenas de temas musicales basados en otras franquicias de éxito de Square Enix como Romancing SaGa, Live a Live, The World Ends With You y NieR, lo que da como resultado ¡cerca de 500 canciones entre el juego base y todos los DLCs actuales y futuros! ¡Una completa locura!

Además del contenido adicional ya disponible, Square Enix ha anunciado que habrá tres packs de expansión adicionales que añadirán aún más canciones al juego a lo largo del año -a razón de intervalos entre 1 y 2 semanas entre pack y pack- y que abarcarán otros títulos de éxito como son Octopath Traveler, Chrono Cross, Chrono Trigger, Secret of Mana, etc. 

En definitiva, hablamos de un juego completísimo, incluso si hay que pasar por caja para tener todos los temas adicionales. No obstante, su versión básica tiene tanto contenido que por sí sola proporciona cientos de horas de diversión musical y una jugabilidad adictiva como pocas.

Theatrhythm Final Bar Line es una carta de amor a la música y a la longeva saga Final Fantasy

La colección de atemporales joyas musicales que atesora, junto con el enorme elenco de personajes de la saga y una jugabilidad divertidísima son los pilares sobre los que se cimenta esta nueva entrega.

El juego es un puñetazo de nostalgia en toda la cara de cualquier fan, pero al margen de la obra de la que viene, funciona tan bien como juego musical que por sí solo logra convertirse en un gran producto incluso para alguien que no haya tocado un Final Fantasy en su vida. 

Square Enix no siempre está a la altura de las circunstancias y en muchas ocasiones se aleja mucho de lo que esperamos de ellos cuando se trata de mostrar respeto por muchas de sus obras más queridas. Sin embargo, con Theatrhythm Final Bar Line, han sabido regalarnos un producto digno del 35º aniversario de la franquicia. Hay muchísimo cariño detrás del juego y esto se nota en todos y cada uno de sus apartados, especialmente en la música seleccionada.

Solo el tiempo dirá si volveremos a encontrarnos con otra nueva entrega, o si, por qué no, se atreven a hacer otros juegos musicales con algunas de sus otras sagas más queridas y respetadas por el público. Pero hasta entonces… ¡Que el ritmo no pare!

Nota: Juego analizado en Nintendo Switch.

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