Análisis Street Fighter 6

por Juan Cash

Hay juegos que definen un género, lo cual en ocasiones es una losa sobre la espalda, ya que deben mantener ese título con honor, evitar errar y si cabe mejorar. Si os pido que me digáis un juego de lucha, dudo que la respuesta mayoritaria no sea Street Fighter. Por ello tras una quinta entrega que salió bastante mal y tuvo que reinventarse durante años para terminar en el olimpo de los fighting games, nos llega Street Fighter 6, que no solo mejora a su predecesor, sino que llega cargado de contenidos.

Lo primero que nos encontramos cuando iniciamos Street Fighter 6 es una selección entre tres modos de juego, algo similar a lo visto en títulos como Call of Duty. Esto ya es significativo, porqué nos está diciendo que encontraremos varias forma de disfrutar del juego, como si hubieran pensado en cada tipo de jugador posible, y lo cierto es que lo consiguen, dudo mucho que alguien minimamente interesado en la nueva entrega de Capcom no encuentre en él un pozo de horas.

En primer lugar y pensando en el jugador más casual, tenemos el World Tour, que si bien es un modo algo bobo, nos pone en la piel de un aprendiz, que tendrá que recorrer el mundo entrenando con los mejores, desde Chun-li a Ryu, pasando por Blanca o Luke, hasta completar el plantel de luchadores iniciales (y los que vengan, ya que también aparecerán en el World Tour). De fondo, entre combate y combate, tendremos la historia de Bosch, nuestro misterioso compañero, el cual parece andar metido en líos y actuará como el motor de la historia. Dicho eso podéis pensar en World Tour como un Yakuza minimalista, donde iremos recorriendo ciudades a torta limpia completando misiones principales y secundarias, mientras nos hinchamos a comida basura y nos compramos ropas monísimas. Ahora bien, la parte de personalizar tu avatar, tanto en lo estético como en su jugabilidad, es una delicia. Podremos combinar set de movimientos de todos nuestros mentores, por ejemplo haciendo el Hadouken de Ryu junto con los Yoga Fire de Dhalsim, sin duda muy curioso. Además contamos con el extra de poder utilizar nuestro avatar para jugar online, siendo la fiesta del desconcierto.

Y ya que hablamos del online, su principal exponente en Street Fighter 6 es el llamado Battle Hub, aquí controlaremos de nuevo a nuestro avatar, pudiendo sentarnos en máquinas recreativas a esperar a los rivales. Esto mola mil y es una evolución a lo visto en títulos como Guilty Gear Strive. Pensadlo un momento, es como cuando salíamos de fiesta con quince años y nos íbamos a los recreativos, buscando tener una noche de gloria que nos permitiera jugar decenas de partidas con cinco duros (joder que viejo soy). Sin duda desde Capcom han buscado recrear ese sentimiento, el de quedar con tus colegas para luchar, y si bien es complicado hacerlo de forma presencial, esta alternativa es cuanto menos interesante. Además podremos disfrutar de algunos juegos clásicos como Street Fighter 2 o esos modos locos en los cuales aparece una manada de toros de la nada, o incluso pelotas explosivas. Este modo es un lugar de encuentro, un pabellón virtual para relacionarte y sobre todo para disputar combates poniendo cara a tu rival (o al menos a su avatar).

En tercer lugar tenemos el modo Fighting Ground, que viene a ser el único modo que conocíamos hasta ahora en los juegos de lucha. Aquí podremos jugar en cooperativo local con nuestros amigos, entrenar, aprender combos, completar la historia de los personajes en el clásico modo arcade e incluso jugar online sin tanta parafernalia, ya sea combate amistoso o clasificatorio. Este es, sin duda, el modo que más horas te robará. Las historias de los personajes son extremadamente básicas, pero al mismo tiempo interesantes, ya que además casan de maravilla con World Tour, siendo ambas piezas clave para conocer mejor el lore de los personajes, la evolución de los clásicos o la presentación de los nuevos.

Street Fighter 6 tienen un plantel inicial de 18 personajes, entre los cuales vemos viejos conocidos, como Ryu, Chun-Li, Ken, Guile, Cammy…. y nuevos rostros como J.P, Marisa, Jamie o Kimberly. Todos ellos son maravillosos, rebosantes de personalidad, tanto en lo estético como en lo jugable. Ir descubriendo como lucha cada uno es una experiencia magnifica, buscar ese luchador o luchadora que te haga “tilín” para masterizarlo, es de lo más divertido del juego. Esto se potencia con un sistema de emparejamiento sublime, que se basa en 10 combates para definir tu rango inicial, nada nuevo por aquí, pero que se aplica a cada personaje, lo cual te permite experimentar con todos sin perder tu progreso (aunque se recomienda centrarse en uno, palabrita de Sh4rin, pro player de la saga).

Un punto interesantísimo es el carácter revolucionario que parece tener el juego, lo vemos en su mismo logotipo, renunciando a esas tipografías clásicas tan barrocas y apostando por la “elegancia callejera” con una fuente clara y sencilla, sin adornos y con aire de grafiti. El juego va hasta el final con el concepto callejero y lo vemos presente en todas partes y además con muchísimo gusto. Su diseño artístico es único, saliendo del realismo en favor de unos personajes caricaturescos que antes hubieran salido de un cómic o anime que de la vida real. Y es un acierto, independientemente de que te pueda gustar más o menos, lo cierto es que funciona y si bien chirria un poco en los primeros planos (que los hay) funciona como un reloj suizo cuando la cámara se aleja en busca de acción.

A nivel jugable es una delicia. El game feed es puro “estrifa”, es increíble como consiguen que se perciba algo similar a Street Fighter II (ha llovido desde entonces) y al mismo tiempo sientas que estas ante un producto de vanguardia. Esto lo consiguen con un sistema de control muy personalizable, que va desde el modo clásico (el de toda la vida con combinaciones de cruceta y botón) hasta el moderno, que simplifica bastante las cosas, sin darte demasiada ventaja. Parece que la apuesta va en este sentido, en el moderno, buscando que los nuevos jugadores puedan entrar en la experiencia sin horas de entrenamiento. Además incorpora una nueva mecánica, los drive. Drive Impact que es un ataque fuerte y Drive Parry que es una guardia. Ambos, ataque y defensa, consumen una barra especial, que cuando se agota te deja extremadamente expuesto, pero que si usas con cabeza te permitirá escapar de prácticamente cualquier situación. Y esta es para mí la clave del juego, su jugabilidad pura y su capacidad para dar herramientas al jugador para poder jugar de tú a tú contra cualquier personaje, simplemente sabiendo controlar al tuyo. 

Con esto ya deberíais tener una idea de que esperar de Street Fighter 6, pero en lo que a mí respecta es un juego perfecto en todos los sentidos. En mi caso he encontrado un entretenimiento idóneo para disfrutar con mi hija, jugando algunos combates cada día. Ella por su parte disfruta mucho del modo World Tour, paseando por Metro City repartiendo leches a todos los pandilleros que se encuentra. A parte de eso, hemos disfrutado mucho de su arcade, descubriendo la historia de cada personaje así como sus intereses y por último pienso dedicar horas y horas a jugar online, buscando subir hasta donde me lleven mis dedos.

En un momento donde los juegos de lucha parecían haber perdido ese empuje del pasado, Street Fighter 6 nos demuestra que no es así. El evento alrededor del lanzamiento, sus cifras iniciales y el cariño puesto por Capcom en su creación nos llevan a pensar lo contrario. Y es que cuando se trabaja bien un producto, el público lo recibe con los brazos abiertos. Street Fighter 6 aprende de los errores de su predecesor y lleva la franquicia a un nuevo nivel. Si ya era conocido como el ajedrez de los juegos de lucha, esta entrega con sus pequeñas novedades lo consolidan como el mejor juego de lucha del momento. Si os llama aunque sea un poquito la atención, no dudéis en darle una oportunidad, no os arrepentiréis.

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