Análisis Scorn

DESCENSO HACIA LO DESCONOCIDO

por Dogen

Su único párpado aletea, inquieto. Alguien, o algo, lo conmina a salir de su letargo. El extraño humanoide yace inmóvil en el suelo de una estancia de pesadilla, cubierto de raíces que lo aprisionan. Liberándose de su sopor, abre los ojos y lucha por escapar de su nudosa prisión. Un forcejeo. Un crujido. Otro, y otro más… El ahora sintiente, libre ya de toda atadura, avanza a duras penas arrastrándose por la grotesca sala. Una visión (¿o es un recuerdo?) invade su cuerpo maltrecho y deforme: Una colosal estructura de aspecto singular, alienígena sin duda, se alza ante él. Resbala. Cae. La masa abyecta que es su cuerpo sucumbe a la gravedad. Se precipita dando vueltas sobre sí mismo; roca tras roca va golpeándose, descendiendo sin remedio, hasta que, finalmente, aterriza con violencia en un lugar desconocido. Ya en pie, dolorido, mira a su alrededor y se prepara para abrirse paso por un oscuro pasaje. Sin más promesa que la de un horror incognoscible, parte hacia lo desconocido…

Si miras fijamente al abismo…


 

Así, sin más introducción que una brevísima cinemática inicial, nos recibe Scorn, una de las propuestas jugables más perturbadoras e insólitas de los últimos años. El título de Ebb Software se perfila como un viaje por lo ignoto, una larga mirada al abismo insondable. Su mundo es ajeno, misterioso, inquietante, asfixiante, a veces incluso repulsivo… pero fascinante y embriagador. Se antoja imposible apartar nuestra mirada de él, siempre ávidos de conocer dónde nos llevarán nuestros pasos, ser testigos de este horror descarnado y continuar atravesando sus corredores de pesadilla, un paso tras otro, hasta quedar saciados de sus secretos. Pero no será fácil. Toda clase de horrores moran por sus inquietantes rincones y, contra toda lógica, nos adentramos en ellos con la intención de superarlos. ¿Tendremos el coraje necesario para aguantarle la mirada al abismo? ¿Podremos soportar el espanto de lo incierto?

…el abismo te devuelve la mirada


Scorn no tendrá piedad con nosotros. No nos llevará de la mano ni nos proporcionará feedback alguno, pues no contiene ni tan siquiera una frase de diálogo, ninguna pista ni directriz, ningún menú, mapa, brújula o elemento visual saldrán a nuestro rescate ni nos guiarán por sus dantescos escenarios. Tan solo mediante nuestro intelecto, agudeza visual y el ensayo y error, seremos capaces de adquirir la certeza del funcionamiento de sus artilugios y dispositivos alienígenas; conocimiento adquirido con no poca dosis de frustración. Este será el único camino para superar lo que nos propone y llegar a su conclusión. Una conclusión que a muchos no les hará sentirse realizados. Porque Scorn es un viaje y no un destino. Un descenso hacia la locura, un enfrentamiento contra nosotros mismos, nuestros monstruos; de lo completamente desconocido, recorriendo estancia tras estancia, resolviendo sus intrincados acertijos sin más recompensa que mantener nuestra propia cordura.

Esto no significa que Scorn carezca de una trama. Tiene su trama, pero es una que subyace oculta entre la riqueza simbólica y metafórica de sus distintos escenarios. Cada estancia tiene algo que contar. Con cada dispositivo, artilugio, mural, escultura o grabado, adquirimos un conocimiento precioso que nos ofrece retazos de la historia de una civilización perdida y su decadencia, retazos que, mediante la interpretación de cada individuo (pues el título se presta a ello) seremos capaces de encajar como las piezas de un puzle, dándole forma a lo que se presenta ante nosotros.

La erótica de lo desconocido


 

Los seres humanos somos curiosos por naturaleza. Nos seduce lo oculto, lo extraño, aquello que no comprendemos. Ansiamos saber y no dejamos piedra sin remover. Es inherente a nosotros y catártico una vez alcanzada la iluminación; irresistible, casi como una fuerte atracción erótica entre desconocidos. Y esto es precisamente de lo que se nutre la desarrolladora, Ebb Software, para conseguir que nos mantengamos pegados al asiento y que no soltemos el mando, la “droga” que nos suministran con objeto de que sigamos dispuestos a continuar nuestro avance por Scorn.

Pero, ¿cómo consigue Ebb Software mantener esa seducción constante? ¿Qué nos hace continuar descendiendo por esta espiral de pesadilla? Fácil: convirtiendo el loop jugable en una gran incógnita que resolver. Así pues, Scorn es, en esencia, un juego de puzles. Es en este núcleo jugable sobre el que lo apuesta todo. Y sí, se apoya también en otras mecánicas (aunque a menor escala) que en conjunto funcionan bien como un todo.

El juego se divide en actos (cinco en total) de una duración variable en función de nuestra habilidad con la resolución de los diversos puzles que nos ofrece el entorno. Cada acto funciona en sí mismo como un gran puzle que debemos resolver para avanzar hasta el siguiente acto. Para completar el “puzle mayor” y continuar hasta el siguiente acto, debemos ser capaces de analizar lo que nos rodea y completar una serie de “puzles menores” que nos conducirán a la iluminación: el momento “¡Eureka!” en el cual toda la zona nos hará *clic* y cobrará sentido. Este loop se repetirá hasta finalizar la aventura, y para hacer las cosas más interesantes, los escenarios estarán cargados de detalles que contemplar, información que extrapolar… y otras sorpresas.

https://www.youtube.com/watch?v=gug_0mNhg4k

Los puzles son lo suficientemente desafiantes, ingeniosos y divertidos para mantenernos entretenidos durante los cinco actos, siendo el aspecto más destacable el hecho de que todos tienen que ver con el entorno, algo que personalmente me ha gustado mucho, pues consiguen que la observación y la atención al detalle sean la clave a la hora de abordarlos y resolverlos correctamente. En Scorn no tienen cabida los puzles rebuscados ni elementos que obstaculicen a propósito su resolución, pues todos y cada uno de ellos posee una lógica en su contexto e incluso visualmente cobran sentido. Y como todo puzle que se precie y en especial a causa de lo extraños que son, resolverlos proporciona una gran satisfacción. Aquí hago un pequeño inciso para meter un aviso amistoso para estómagos sensibles: la mayoría de los mecanismos y artilugios interactivos que manejaremos en el juego se activan introduciendo los dedos (ugh…), manos, antebrazos o ambos brazos en cavidades nada apetecibles, y si sois como yo, de los que se lavan las manos 20 veces al día porque cualquier cosita que os caiga en las manos os hace morir del asco, lo vais a pasar bastante mal. Tampoco ayuda el hecho de que sea tan tremendamente gráfico y visual, hecho que por otra parte es necesario para que a los mandos seamos capaces de comprender qué hacen los dispositivos cuando los activamos. A estas interacciones los acompañan generalmente unos efectos de sonido nada agradables… Avisados quedáis.

A pesar de que Scorn es un título muy gráfico que aboga por una gran inmersión y una atmósfera oscura y opresiva como pilares fundamentales de su narrativa visual, no es un juego de terror. Impacta muchísimo, pero no vais a sufrir jumpscares ni os vais a ver obligados a apartar la vista ante una visión especialmente perturbadora. Lo que sí pretende Scorn, y lo consigue sobradamente bien, es mantenernos todo el tiempo con el corazón en un puño, tensos como una ramita a punto de partirse ante el más mínimo estímulo.

Al no existir ayudas ni orientación visual de ningún tipo para desplazarnos por el mapeado, se espera de nosotros que prestemos mucha atención a nuestros alrededores, que estudiemos y memoricemos la estructura o layout de la zona (algo especialmente complicado, dado lo simétrico y monótono de su arquitectura alienígena, la cual nos dificulta dibujar en nuestra mente puntos de referencia que utilizar para orientarnos) y que agudicemos todos nuestros sentidos. Nos sorprenderemos a nosotros mismos avanzando con cautela, alertas ante la incertidumbre de no saber qué ocurrirá a la vuelta de la esquina, y la sensación de desasosiego y el frenesí del descubrimiento nos invadirán a partes iguales.

Pero Scorn no es un título cuyos engranajes giren solo a golpe de intelecto, por lo que para alimentar este sentimiento de rechazo y excitación combinados, el juego también cuenta con elementos de shooter a modo de enfrentamientos contra criaturas grotescas (dignas de la pesadilla más “Silenthillniana”) que pondrán a prueba nuestro temple y nervios de acero ante tales visiones esperpénticas. Es importante destacar que dichos momentos no supondrán una gran parte de la aventura, sino algo más bien puntual. Un añadido para enriquecer la experiencia. Es más, uno de los aspectos más criticables del título, a mi juicio, es precisamente que parece que estén implementados más con la intención de entorpecer el avance que de ofrecer otra mecánica jugable más interesante en sí misma. No ayuda a desvanecerse esta sensación el hecho de que contamos con muy pocas armas (cuatro en total y con un tempo de aparición muy separado entre unas y otras) así como también sorprende por la poca variedad de enemigos o situaciones que Scorn nos ofrece. Esta mecánica obliga a que gestionemos correctamente nuestra barra de salud y reserva de munición, pues ambos recursos son muy escasos y los puntos en los que podemos adquirirlos se encuentran repartidos en puntos muy concretos por los distintos escenarios. Es aconsejable no perderlos de vista y gestionarlos sabiamente. Cierto es que nada nos impide abrirnos paso a balazos siempre que una criatura se nos ponga a tiro, pero en ocasiones no será la mejor opción, ya que las armas no son especialmente eficaces y abatir a un enemigo consume no poca munición. Para hacerlo todo un poco más complicado, recargar nuestras armas lleva su tiempo, convirtiéndonos en un blanco fácil a nada que nos quedemos sin posibilidad de atacar, y recargar en mitad del combate no es una opción. La opción ideal es huir en la medida de lo posible y tratar de evitar cualquier confrontación. Con todo, el juego querrá poneros las cosas difíciles, y a veces la lucha será inevitable. Y por supuesto, con toda seguridad, poner pies en polvorosa nos provocará también algún que otro momento taquicárdico. Pese a todo y superadas las sensaciones iniciales tras los primeros encuentros, puede llegar un momento en que ya no nos infundan ningún respeto y los empecemos a sentir más como meros obstáculos que otra cosa.

Como aderezo para este conjunto jugable, Scorn posee una banda sonora misteriosa y ambiental que nos acompañará en esta odisea y que casa perfectamente con el entorno. En ocasiones todo quedará en silencio para que podamos centrarnos en los sonidos que nos rodean; otro apartado excepcional del juego. Si podéis jugarlo con unos buenos auriculares lo disfrutaréis a otro nivel, pues la inmersión aquí juega un papel clave.

H.R. Giger estaría orgulloso


 

Ebb Software nos ofrece una experiencia inmersiva lineal de resolución de puzles con elementos de shooter que se desarrolla en un espectacular y grotesco mundo alienígena con todo lujo de detalles y un mimo y respeto increíbles por la excelsa obra del maestro Giger. Como aspectos más destacables: los entornos (a nivel técnico y artístico), lo acertado de sus acertijos, la inmersión y atmósfera que destila, el conjunto sonoro (banda sonora y efectos de sonido) y lo que ofrece a nivel de su singular experiencia lúdica. Lo que menos me ha gustado: la poca variedad de enemigos y situaciones que propicien mejores enfrentamientos, ya que, aunque este no es el núcleo jugable del título, siento que está muy desaprovechado y se podría haber sacado mucho más partido de estos elementos.

Pese a que en su mayoría el título me ha dejado muy buen sabor de boca, se me hace imposible recomendar Scorn porque es la clase de título que dividirá a la comunidad en dos frentes: el del amor o el del odio. Al igual que ocurre con el gran Death Stranding de Kojima Productions, no es plato de buen gusto para todo el mundo. Aquellos de vosotros que gustéis de experimentar con los videojuegos y salir de vuestra zona de confort, puede que encontréis en Scorn algo maravilloso, mientras que los que seáis más clásicos y necesitéis una narrativa, un principio y un broche final a una historia, lo mejor sea que os mantengáis alejados de él, pues puede que os supere a tan solo 10 o 20 minutos de juego. 

No obstante, y aunque no sea capaz de recomendarlo sin reservas, sí que animo a todo el mundo a probarlo por el simple hecho de ser un título tan obtuso que nos abandona completamente a nuestra suerte y cuyo único reclamo se centran en apelar a nuestro afán de descubrimiento, a la seducción ante lo desconocido. Si os consideráis amantes de lo extraño, lo alienígena, lo inquietante y perturbador, y si, además, sois fans del maestro H.R. Giger, os debéis el probarlo.

https://www.youtube.com/watch?v=Agkom8TA-5k

Como nota final, comentar que es un juego de una duración muy contenida. Cualquier persona con una habilidad media debería completarlo en no más de 6 horas (mi partida duró 4 horas y 27 minutos). Por último, mencionar que lo tenéis disponible en el Game Pass tanto de Xbox como de PC, así que es una excusa perfecta para darle un tiento.

Por mi parte quedo muy interesado en el devenir de Ebb Software, pues no cabe duda de que son un estudio muy talentoso que tendrá que decir mucho en el futuro.

Nota: Juego analizado en Xbox Series X, modo gráfico único (60fps).

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