Lo de Gamefreak, The Pokémon Company y Nintendo dan para una trilogía de ciencia ficción. ¿Cómo es posible que hoy venga aquí a presentaros el mejor videojuego de la saga Pokémon hasta la fecha… y al mismo tiempo el peor de todos ellos? Pues sí, Pokémon Escarlata y Púrpura es un juego maravilloso, de esos que te invitan a invertir en el cada hora libre que tengas y al mismo tiempo es un desastre técnico con mayúsculas. ¿Por qué? Vamos al lío.
Estamos en Paldea, la nueva región Pokémon que nos trae la novena generación de criaturas a nuestra Nintendo Switch. Este sería el segundo título principal en llegar a la hibrida de Nintendo, y si bien no podemos reprocharle nada a su jugabilidad, la cual ha apostado por una revolución casi absoluta, sí que nos cuesta explicarnos el porqué de su apartado técnico.
Normalmente cuando un juego erra en lo técnico, rara vez consigue un producto cautivador o de esos que te sugieren colocarlo entre lo mejor del año. Sin embargo para reglas… excepciones y es que Pokémon Escarlata y Púrpura me ha encantado o mejor dicho me está encantando, ya que aunque haya visto los títulos de crédito… me quedan muchas aventuras por vivir en Paldea.
Llevábamos años pidiendo a The Pokemon Company que cambiase la fórmula de sus juegos principales, que la evolucionara, y por fin hemos sido escuchados. Pokémon Escarlata supone una revolución en la franquicia, cambiando por completo la forma de jugar y de entender el universo Pokémon. El titulo parece ser la puesta a punto definitiva de una serie de ideas ya presentadas. Por ejemplo, vemos mucho de Pokémon Leyendas Arceus y también bastante del área silvestre de Pokémon Espada y Escudo. Pero lo más importante es que vemos novedades con nombre propio, siendo la más impactante y la que cambia todo “el mundo abierto”.

Toca dejar atrás los caminos con zonas de hierbas altas a los lados y lo entrenadores mirándote con cara de pocos amigos. Ahora los caminos son libres y cien por cien explorables. Si ves una montaña nevada en la lejanía… podrás llegar a ella y hacerte con los Pokémon que la habitan, sin necesidad de pasar por equis gimnasios. Y esto que es un concepto muy interesante, el juego te lo deja claro desde el minuto cero, aquí no hay un guion ni un camino definido, aquí debes crear tu propia aventura, encontrar tu tesoro oculto.
La primera hora de juego está completamente guiada, actuando de soporífero tutorial. La cosa cambia una vez llegamos a Ciudad Meseta y en ella a la academia. Nuestro personaje será un estudiante, con afán de lo que queramos. La primera pregunta que nos harán en la academia es ¿Qué queremos ser? Pudiendo elegir entre completar la pokédex (el clásico hazte con todos) o convertirnos en campeones y levantar la liga Pokémon. Esta pregunta no deja de ser simbólica ya que una vez salgamos al exterior podremos ser lo que queramos independientemente de la elección. Pero sí que me resulta sugerente, ya que hasta ahora se daba por hecho que todos queríamos ser campeones, ignorándonos a aquellos que nos volvemos locos completando la pokédex.
Como os decía el punto de partida en el juego es la academia (naranja o uva dependiendo del juego) de Ciudad Meseta. Nos dirigiremos allí como estudiantes y aunque su presencia en el grueso de la aventura es poco más que simbólica lo cierto es que tiene su encanto. Para empezar las clases son clases Pokémon. Es decir, en “matemáticas” nos contarán que daño hace según qué ataque a que Pokémon, o en la clase “combate” que nos hablarán de las fortalezas y debilidades. No deja de ser algo voluntario pero me resulta coherente e incuso interesante. Además si completamos las clases (hay varias) seremos examinados, y si aprobamos, tendremos recompensas. Una vez llegamos aquí el juego nos establecerá tres caminos a seguir, siendo la conclusión de estos lo que llamaríamos “pasarse el juego”.

Por un lado tendremos los “Líderes de gimnasios” (clásico) los cuales nos aparecerán marcados en el mapa esperando que le hagamos una visita para, una vez superado el combate, otorgarnos la medalla que nos permita avanzar consiguiendo criaturas más poderosas. Aquí la cosa es curiosa, ya que antes de enfrentarnos a ellos, tendremos que superar un examen que nos presenta diferentes situaciones, como reunir equis número de Pokémon o ayudar a un streamer a tener audiencia con una suerte de “¿Dónde está Wally?”
Otro de los caminos principales es el de “La senda legendaria” el cual se basa en localizar a ciertos Pokémon muy poderosos que ocultan una especia. Es la trama más misteriosa y que más recuerda a Leyendas Arceus. También es donde se encuentra “el turrón” de la narrativa, ya que es la parte con más desarrollo y misterios.
Y por último (en lo que a historia principal se refiere) tenemos la “Vía Stardust” la cual se basa en los villanos del título, el clásico Team Rocket ahora convertido en Team Star. Aquí tendremos que asaltar bases enemigas, combatiendo con el nuevo modo automático (lanzas al Pokémon y él se encarga de las tortas) hasta que se nos presente al líder de la base. Ahí toca un combate algo más tradicional con sus giros inesperados (como combatir contra un furgón).
Estas tres vías podemos completarlas a nuestro ritmo, priorizando la que queramos y desbloqueando sustanciales mejoras al completarlas. Si bien hablamos de mundo abierto, hay zonas inaccesibles al principio que requieren de avanzar en estas tramas para ser desbloqueadas (o mejor dicho, para que no nos destrocen de un golpe). Lo cierto es que este nuevo diseño funciona de maravilla y para los que vengáis de Espada y Escudo el ejemplo rápido que se me viene a la mente es como si Pokémon Purpura y Escarlata fuera un área silvestre colosal.
Como sabréis, si sois fans de la saga, cada entrega ha procurado introducir nuevos elementos que ricen un poco el rizo del combate. Vimos las mega evoluciones en Pokémon X e Y, vimos el gigamax en Espada y Escudo, y ahora vemos la teracristalización, la cual es sin duda la más interesante. Este fenómeno se basa en que nuestros pokémon se cubrirán de cristal aumentando no solo su fuerza… sino que pueden cambiar su tipo. Por ejemplo, podremos tener un Pikachu (tipo eléctrico) cuya transformación lo convierta en tipo tierra. Y esto da un juego increíble, ya que por ejemplo, en los gimnasios nuca sabes que giro te espera, complicando las cosas de forma muy interesante.
Además mientras exploramos Paldea, encontraremos Pokémon teracristalizados, las llamadas incursiones, siendo combates de gran dificultad que podemos disfrutar con amigos, y convirtiéndose en el centro del endgame ya que cada día aparecen Pokémon nuevos y poderosos que sin duda queremos tener en nuestro equipo. Además hay un calendario oficial en el cual se cita la teraincursión especial de la temporada que mientras escribo estas líneas tiene como protagonista a Charizard.
Si bien todo lo que aquí os cuento es ideal y el sueño de todo fan, Pokémon Escarlata y Púrpura tienen un problema. Y es su apartado técnico. El juego rinde de forma irregular con molestas caídas de fps y con un popping tan exagerado como molesto, por ejemplo al pasear en nuestra montura cuando aparece de la nada un pokémon contra el que no quieres luchar. A parte de esto su calidad en texturas asi como la clonación masiva de edificios o personajes… resulta un parche a lo que podría haber sido un producto extraordinario. Pero lo único bueno que podemos sacar de aquí es que los problemas no lastran la aventura, es decir, no hablamos de bugs que nos jodan el progreso ni nada por el estilo. Es ineludible que el juego necesitaba un hervor y en una empresa tan sólida y con recursos de sobra… me cuesta entender porque salir al mercado en este estado, ¿Tanta falta les hacía llegar a Navidad? Si este juego hubiera salido en 2023 estoy seguro de que estaríamos ante un producto pulido y perfecto. Siendo en ese caso un 10 de 10.

Otro punto importante es el de su localización, y es que si las entregas de Pokémon siempre han tenido referencias reales (véase Espada y Reino Unido o Rojo y Japón) es en esta ocasión cuando nos toca a los españoles presumir de cultura. Y es que las referencias son mágicas, desde la arquitectura madrileño-catalana de Ciudad Meseta hasta la costa andaluza con sus casitas en pueblo Cahíz. Pero esto también se aplica a la gastronomía, ya que una de las mecánicas principales será irnos de picnic y preparar bocadillos. Lo cual no nos impide ir de tapas o comprarnos unos churros o una buena paella. También contaremos con Pokémon autóctonos, véase el ejemplo de Tauros, que abandona sus colores habituales para apostar por el negro tan característico de nuestros toros bravos. Es una auténtica locura ver reflejada nuestra cultura en una saga tan mágica como Pokémon.
En definitiva, Pokémon Escarlata y Purpura me ha encantado. Si bien es cierto que su apartado técnico mancha el producto… también lo es que no es algo que lastre la experiencia. Además al termino de estas líneas el juego cuenta con un “parche” que suaviza un poco estos problemas y corrige algunos bugs. Dicho eso, esta entrega me ha atrapado como llevaba años sin hacerlo un Pokémon, devolviéndome a mi yo de 10 años y a cómo veía mí Pokémon Oro en la Gameboy Color. He recorrido Paldea con la ilusión de un niño, descubriendo cada bioma y atrapando a todas esas criaturas maravillosas. Entrenando a aquellas que he considerado interesantes y superando cada desafío. Ahora la aventura ha terminado, pero no así mis ganas de seguir completando la pokédex y completando las incursiones presentes y por llegar. Pokémon Escarlata y Purpura es el camino a seguir y la primera piedra para una construcción colosal, que no puede más que ilusionarnos con el futuro de la franquicia. Sin duda el Pokémon definitivo y ese que todo fan debe disfrutar.