Análisis MADiSON

Pasarlo bien pasándolo mal

por Javi López

Como fan del género de terror, algo que observo y me viene molestando con los últimos títulos que toco es la poca originalidad a la hora de elegir recursos, el tirar de clichés o historias manidas que ya no sorprenden, y encontrarme con unos gráficos comúnmente ajustados debido a las propias limitaciones de los pequeños estudios que suelen apostar por el desarrollo de esta clase de juegos. Típico esquema. No obstante, MADiSON se presenta para dar un golpe sobre la mesa y un toque de atención, ya que parece tener algo que decir.

Honestamente, y como quise dar a entender en el anterior párrafo, reconozco que voy algo resabiado con el género de terror. La gran mayoría del audiovisual que consumo desde que tengo uso de razón suele ir por estos derroteros, y creía que poco más me podría sorprender. Antes de coger mi Steam Deck para estrenarla dedicándole las aproximadamente 6 horas que me ofreció el juego (duración más que adecuada y que coincide con la media registrada en la web de referencia HowLongToBeat), iba algo reticente a creerme las buenas críticas que había leído y los elogios que estaba recibiendo por su efectividad generando tensión e incluso miedo en ciertas secuencias: “Ya será para menos, quisiera ver cuántos de estos individuos jugaron a P.T. o algún Outlast”, oía en mi cabeza mientras descargaba el juego. Esta desconfianza pronto se transformó en incertidumbre, continuando su metamorfosis a perplejidad e interés posteriormente. Y es que no, el estudio argentino Bloodious Games no inventa nada con MADiSON, en tanto que recoge muchos de estos clichés para hacerlos converger y perfeccionar la fórmula. No nos encontraremos algo especialmente novedoso, sino un pulido de los recursos que mejor funcionan en otros títulos del estilo añadiendo un apartado técnico más que decente.

En una pantalla evidentemente más pequeña que la de un monitor o una televisión y con los altavoces propios de la consola al no atreverme a jugar con auriculares (pese a ser la opción más recomendable, como un disclaimer del propio juego te sugiere antes de iniciar la partida), esta historia de terror psicológico en primera persona que nos pone en la piel de Luca me estremeció por momentos. Y es que tampoco es para menos, dado simplemente ya cómo comienza. Me remito a la sinopsis oficial en Steam, plataforma donde junto a PlayStation 4/ 5, Xbox Series X/S y Switch nos lo podremos encontrar: “¿Qué harías si te despiertas encerrado en una habitación oscura con tus manos cubiertas de sangre?. Juega como Luca, y sobrevive la brutal tortura de MADiSON, un demonio que lo forzó a continuar un ritual macabro comenzado décadas atrás, llevándolo a cometer actos aterradores. ¿Serás capaz de terminar esta siniestra ceremonia?.” 

Nada más que añadir, señoría. Encarnamos a un personaje que no sabe muy bien lo que está pasando ni cómo ha llegado a ese punto. Lo único de lo que sí es consciente es que parece estar involucrado en un problema de dimensiones bíblicas sin comerlo ni beberlo, y encerrado en contra de su voluntad en un adosado familiar con acceso a las dos viviendas donde cada sala es más turbia que la anterior. Símbolos extraños por doquier, indicios de brujería repartidos por la casa con asesinatos rituales de por medio, seres sobrenaturales que nos intentan volver su marioneta para Dios sabe qué… 

Esa angustia se transmite al jugador, y sin demasiada explicación lo que nos pedirá el cuerpo instintivamente será salir de ese ambiente opresivo (si es con respuestas, bien; pero si es con vida, mejor que mejor). No tenemos manera de atacar o defendernos, así que deberemos limitarnos a una búsqueda de objetos al más puro estilo escape room para resolver puzles y avanzar en pos de lo que, esperemos, sea una huida hacia adelante. Pronto encontraremos una cámara instantánea estilo Polaroid que será la herramienta principal que necesitaremos para interactuar con el entorno, desatando eventos que ayuden a continuar nuestro recorrido. Recurso quizás algo trillado por la sobreexposición con ejemplos como el citado anteriormente Outlast, Martha is Dead o TAPE: Unveil the Memories

Encontraremos puzles con elementos alrededor que parecen pistas falsas lo cual complica su resolución, aunque esto no lo veo mal. De hecho, los puzles resultan lógicos e intuitivos al principio, pero enfocando el tramo final se enrevesan tanto que en ocasiones pensé que habría algún tipo de bug y tuve que tirar de guía para comprobar que estaba equivocado (no sin antes descubrir por el camino a más gente en foros comentando que habían estado en las mismas). Tened en cuenta pues que en MADiSON habrá que utilizar la cabeza más que para peinarla.

Y sabed también que, en ocasiones, menos es más. Uno de los ítems obvios en esta clase de títulos como es la linterna que nos podríamos esperar aquí también brilla por su ausencia, haciendo nuestra Polaroid las funciones de iluminación utilizando los flashazos de la misma por zonas donde nos encontremos envueltos por la oscuridad. Mecánica muy dada al jumpscare (de los cuales, en mi opinión, se abusa), y al incremento de “culoapretadismo” por temer lo que se nos pueda presentar delante en el siguiente golpe de luz, e incluso más si nos aventuramos a ir a ciegas. La iluminación en general no es sólo que esté bien conseguida en lo técnico, sino que sus efectos están bien implementados: luces que se apagan y encienden, bombillas que cambian de color, relámpagos por las ventanas, reflejos sospechosos… Tópicos, pero que siempre funcionan y dan empaque al conjunto como un logrado añadido al contexto. 

¿Os parece poco esto? Pues el audio tampoco nos ayudará a relajarnos. Pronto aprenderemos que hemos de estar atentos a los ruidos que nos rodean para prevenir posibles acontecimientos que queramos evitar, como son los sustos por sorpresa. Esa necesidad de atención no deja de crear una tensión previa a lo que pueda venir, pero es que aquí en Bloodious Games han sido un poco pillines en la utilización de estos efectos de sonido porque muchas veces, la aparición de esos ruidos o cambios en la música de fondo (la cual es leve, constante y no destaca, en el buen sentido), no son aviso o motivo de algo y no buscan nada más allá que mantenernos alerta y alimentar ese canguelo. Qué tíos.

En definitiva, MADiSON es un juego de terror con todas las letras en el que encontré claras inspiraciones cinematográficas en The Babadook y el estilo de James Wan. Una casa cambiante que no se limita a sus angostos pasillos o sus poco acogedoras habitaciones, sino que de manera onírica nos lleva a zonas más abiertas, aunque no menos asfixiantes a causa de las alucinaciones que iremos sufriendo por este demonio que nos intenta poseer. Saltos en el tiempo que nos descolocan, pero sirven para ponernos en total conocimiento de lo realmente sombríos que fueron los acontecimientos que desencadenaron la situación en la que nos encontramos. Un argumento que se va retorciendo por momentos, volviéndose cada vez menos críptico, pero más explícito y turbulento. Ingredientes que han hecho que este título disponible desde el pasado mes de julio se haya convertido en uno de mis favoritos del género a día de hoy. 

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