Análisis Ghostrunner 2

por Juan Cash

El estudio polaco One More Level nos presenta la secuela de su aclamado Ghostrunner, título que conquistó a público y crítica con su ambientación cyberpunk y su vertiginoso ritmo, haciéndonos recordar la dureza de Hotline Miami con el parkour de Mirror Edge o incluso con ramalazos de Titanfall. Ahora tres años más tarde, nos llega la segunda parte, Ghostrunner 2, que ya os adelanto que es una secuela, muy secuela.

La historia nos sitúa poco después de los acontecimientos de la primera entrega, de nuevo encarnamos a Jack, uno de los últimos ghostrunner, un arma de destrucción masiva que se personifica en la última esperanza de la humanidad.  Durante la primera misión descubriremos algo inquietante, y es que hay más ghostrunner pero sin duda no parecen demasiado amistosos, siendo nuestro objetivo saber qué traman y acabar con ellos.

La estructura del juego es la misma que en la anterior entrega, siendo una mezcla de acción en primera persona y parkour, destacando por encima de todo la velocidad a la que se mueve el juego que ni tan siquiera tiene un botón para correr… porque vas corriendo todo el rato. Alternamos un plataformeo extremo con enemigos múltiples que tendremos que aniquilar sin recibir un solo impacto, ya que moriremos. Por lo tanto el juego se traduce en un continuo sistema de ensayo y error, con muchísimos puntos de control y reaparición instantánea, para darnos de cabezazos una y otra vez en el mismo punto hasta superarlo, llevándonos de regalo una satisfacción similar a la de los juegos de Fromsoftware.

Una de sus novedades es que en ocasiones tendremos múltiples caminos para resolver los niveles. Pese a ser lineal en la mayor parte del tiempo, veremos algunas zonas más amplias que nos permitirán apostar por diferentes estrategias para superarlas. Esto sienta de maravilla cuando llevas veinte intentos y pareces totalmente atascado, de repente se te enciende la bombilla y apuestas por otra estrategia “evitemos al ninja de la izquierda y probemos suerte por la derecha contra el robot que tira ondas” será muy común y nos dará algo de aire en su infernal ritmo.

También se ha mejorado su parte narrativa, que sin ser la créme de la créme, se esfuerza por resultar más interesante y dar empaque a este mundo Cyberpunk dominado por sectas religiosas y misteriosas conspiraciones. A esto ayuda la inclusión de una base de operaciones, donde podremos hablar con los miembros del equipo, así como mejorar nuestro árbol de habilidades e incluso jugar desafíos en realidad aumentada.

La última de sus novedades es que por si acaso el juego no era suficiente rápido, ahora podremos pilotar una moto, lo cual cambia por completo la forma de jugar a Ghostrunner. A los mandos, la moto, resulta una experiencia igualmente frenética y ayuda a romper con la rutina de completar nivel tras nivel. Además el control del vehículo es igualmente divertido y pulido, trasladando la gracia del juego a esta novedad. En definitiva, fantástico, pero eso sí, la moto nos lleva a una nueva zona, abandonaremos la torre y en parte la estructura Ghostrunner como tal. Aquí el juego se abre y nos ofrece un extenso mapa donde alternamos entre exploración en moto y a pie, en resumen tendremos que avanzar mediante una carretera, la cual está cortada en distintos puntos, obligándonos a bajar y despejar el camino, como si fueran pequeños niveles clásicos dentro de este gran nivel. Sin duda supone la mayor novedad de la secuela y lo cierto es que resulta muy gratificante.

Ghostrunner 2 es un acierto en todo lo que se propone, respetando aquello que le hizo brillar con su primera entrega y arriesgándose a introducir novedades que lo encumbran aún más. Avanzar en el título supone un desafío constante, donde moriremos cientos de veces hasta dominar el nivel y poco a poco hacernos con sus mecánicas. El juego sabe que es difícil y te va dando pequeños regalos a cada paso, en forma de mejoras de habilidades así como en herramientas que nos facilitarán las cosas. Además el título no para de crecer de la mano del jugador, en una vorágine de creatividad que no nos da ni un segundo de respiro y cuando crees dominar algo te dan un nuevo juguete, cuyo dominio resulta vital para superar los desafíos.

No nos vamos a engañar, Ghostrunner 2 es un juego complejo, que requiere de dominio, de paciencia y de habilidad. Puede resultar frustrante, imposible incluso, cuando te ves frente a ciertos desafíos y mueres una y otra, y otra vez, pero cuando fluye… cuando completas un tramo de forma perfecta, sin cometer un solo error, como en una partida de exhibición del extinto E3, nos otorga una satisfacción indescriptible, volviéndose adictiva, lo típico de morir cincuenta veces y decir “un intento más y lo dejo” para ver que pasamos otro par de horas pegados al televisor. 

Por último volvemos a contar con una banda sonora original de la mano de Daniel Deluxe. El compositor nos regala unas piezas que son lo más cyberpunk que puedas encontrar, dando empaque al juego y sobre todo motivando al jugador a base de ritmo. Partir en dos a nuestros enemigos y avanzar a toda leche por las paredes dando saltos con garfios no sería ni la mitad de divertido sin esta maravilla de música.

Ghostrunner fue una de las sorpresas de un 2020, un juego que hizo bastante ruido a base de ofrecer una experiencia original, redonda y exigente. Ahora tres años más tarde nos llega Ghostrunner 2, que sigue la línea de su éxito, apostando por un más y mejor, donde se respeta la esencia pero se atreve a innovar con destacable éxito. Quizá me hubiera gustado que la evolución fuera más notable en lo visual, pero lo cierto es que poco más puedo decir de un juego que recomiendo sin duda.

Te puede interesar

Deja un comentario

* Al hacer uso de este formulario aceptas que los datos introducidos sean almacenados en la web para tus futuros comentarios.

©2022 – Desarrollado con por Invisible Movement