Se me hace un poco cuesta arriba hablar de Destiny 2; de Destiny en general. No porque no me guste sino justo todo lo contrario, porque lo adoro. Casi en cualquier conversación sobre videojuegos acabado metiendo el juego de Bungie para alabar o criticar cualquier elemento o novedad. Por ello, cuando tengo que ordenar ideas y hablar específicamente de su última expansión, Más allá de la Luz, tengo un chorro de ideas en la puerta de salida apretujándose para salir e intentar quedar para la posteridad en el texto. Empezaremos por lo básico.
Como decía, Más Allá de la Luz es la última expansión en llegar a Destiny 2, la quinta si no me equivoco; que con tanto movimiento ya no sé qué es del primero y qué es del segundo juego. Podríamos decir que la principal característica de este nuevo contenido es la llegada de una nueva subclase para cada clase de guardián. La gracia del asunto es que las cosas se distorsionan un poquito ya que este nuevo poder no nacerá de nuestro idolatrado Viajero y su Luz sino que recibiremos ese poder de la mismísima Oscuridad.

La estasis, que es como se llama nuestro nuevo juguete, lo cambia todo. Ya no solo a nivel argumental que entendemos será capital en los siguientes capítulos de, a día de hoy, la mejor space opera de los videojuegos (esperando a que Mass Effect vuelva a dar un golpe en la mesa) sino que como arma ya hay un antes y un después. Mi exo cazador ya no puede vivir sin ella y ha cambiado sus disparos del cañón de mano de Luz por la posibilidad de crear muros y shurikens de hielo y rematar la jugada con la creación de un remolino congelante.
El hielo es el otro gran protagonista de la expansión ya que nuestra nueva cruzada nos llevará a Europa, el satélite de Jupiter, para dar caza a Eramis, una kell caída en desgracia que pretende adueñarse del poder de la Oscuridad para vengarse del Viajero. Nuestras misiones en esta luna helada consistirán en llamar la atención de esta líder de los Caídos para poner fin a su locura y, de paso, descubrir algunos secretillos de la Edad de Oro, ya que nuestro camino nos llevará a las instalaciones de BrayTech y a varios encuentros con la ya ahora menos misteriosa Desconocida.
A nivel argumental puede que no sea una expansión tan emotiva como lo fuera Los Renegados, ni tan crítica para el Universo como Bastión de Sombras pero no por ello es menos interesante. Eramis es una gran villana con motivos más que coherentes y, durante nuestra caza, tendremos diferentes charlas y haremos varios descubrimientos que enriquecerán todavía más todo lo que rodea la historia de Destiny y sus personajes, en especial a los Eliksni y a la Desconocida (para la que el doblaje en castellano no le hace ningún favor). Otra cosa es que Bungie sigue pecando de no tener un buen canal para tan maravilloso contenido. Es una pena que muchas veces no podamos estar prestando la suficiente atención a lo que nos cuentan ya que nos veamos forzados a luchar por nuestra vida frente a un ejército de Caídos. La dichosa “llamada telefónica” (Potajito dixit) no acaba de ser la mejor de las maneras para hacernos llegar un contenido que a veces requiere más atención de la que le podamos dar. Cierto es que ha mejorado en este sentido ya que tenemos más cinemáticas y desde hace un tiempo nuestro Guardián tiene voz propia pero, aún así, existe margen de mejora sobre todo para elegir cuándo es el mejor momento para que nos llegue cierta información y sobre todo el cómo.

Otra novedad que me ha gustado muchísimo de Más Allá de la Luz es la manera en la que ha gestionado la adquisición del nuevo poder. Normalmente, a la hora de acceder a un subclase, simplemente hacías una pequeña misión que te llevaba a una zona donde se te activaba el nuevo poder, lo usabas de manera ilimitada y entonces lo hacías tuyo. Para la ocasión, Bungie ha decidido ir dándonos a cuenta gotas nuestra asimilación de la Oscuridad. De tal manera que la desearemos con todas nuestras fuerzas tras su primer uso y, si sois como yo, iréis al menú y os frustraréis al ver que no podemos seleccionarla y maldeciremos a ciertos bosses (espectacular el combate contra Phylaks) que sí están en comunión con el nuevo poder. Me gusta ese efecto de Anillo Único de Sauron, de desear ese nuevo poder, de querer usarlo cuanto antes para acabar con nuestros rivales. Una experiencia distinta a cuando ganamos un nuevo poder de la Luz.
Como no, los nuevos poderes le sientan de fábula a una gunplay que, a día de hoy, no tiene rival salvo Doom, aunque considero que juegan en ligas distintas. No hay mejores tiroteos que los que vivimos en Destiny. Ya sea con un rifle de pulsos, un cañón de mano, un lanzagranadas o una espada (por no mencionar el arco, que merece un texto propio). La sensación es tan buena que siempre buscaremos algo con lo que combatir para poder seguir disfrutando de ella. Es marca de la casa y los nuevos poderes le sientan genial a nuestras refriegas. Crear un muro de hielo alargado, romperlo con un shuriken y acercarnos para finiquitar con nuestra escopeta no tiene explicación con palabras, es simplemente un disfrute máximo que, a día de hoy, no encuentro en otro título salvo, como decía antes, con el juego de ID Software.
Lógicamente no solo de nuevos poderes se alimenta un Guardián ya que nueva expansión implica nuevo armamento y equipo. Aunque no tenemos la llegada de ningún tipo de categoría de arma nueva, sí que tenemos nuevas joyitas que querremos tener en nuestro armario como la original Sin Tiempo para Explicaciones, un rifle de pulsos que puede llegar a disparar desde una linea temporal distinta gracias a un portal o la peligrosísima Lamento, una espada que al bloquear se irá cargando para luego desatar todo su poder. Aquí paz y después gloria.
Europa vendrá con un buen número de nuevas actividades en forma de Sectores Perdidos, cofres secretos, el nuevo asalto Galería Sextante o la espectacular nueva incursión, Cripta de la Piedra Profunda, que ha tenido un éxito abrumador, sobre todo, durante la carrera por ser el primer grupo en completarla. También tenemos las misiones especiales para encontrar armas exóticas (como la antes comentada Lamento) y los habituales eventos públicos. Mientras los modos PVP se mantienen iguales aunque un poco desajustados todavía por la llegada de la estasis que ha supuesto un desequilibrio de la balanza a favor del poder de la Oscuridad.

A todo estoy hay que sumarle la llegada de una nueva Temporada, La Temporada de la Caza, en la que el objetivo principal será acabar con las huestes de Xivu Arath, la Diosa de la Guerra de la Colmena. Junto a Osiris, la Araña y un nuevo pero viejo conocido, El Cuervo, tendremos que ir buscando a sus lugartenientes y así poder intentar acabar con la amenaza. Como ya es habitual en Destiny 2 la nueva temporada tendrá recompensas gratuitas por ir subiendo de nivel y el doble de ellas si además pagamos la temporada como tal. Pagar la temporada nos hará participar en la susodicha caza y además en una aventura excepcional (y muy muy recomendable) protagonizada por El Cuervo y en la que podremos acabar obteniendo el cañón de mano Halcón de Luna, un viejo conocido de los Guardianes.
Y aquí viene el quid de la cuestión. Normalmente, los pases de temporada sirven para obtener objetos cosméticos que nos sirven para mejorar nuestro ego aunque en el caso de Bungie, apuesta por algo más ambicioso pero también peligroso. Como juego como servicio, quizá el único que funciona bien a estas alturas, nos “obliga” a vivir en el Universo de Destiny para no perdernos nada de lo que pasa. Los cambios son constantes y los personajes van y vienen con nuevas historias que, si nos abstenemos de jugar durante un tiempo, podemos perdernos bastante contenido que no podremos volver a jugar. Por un lado, si somos un Guardián activo disfrutaremos de este mundo viviente, de todo lo que ofrecen las expansiones y de las novedades de cada temporada, que incluyen más que los típicos cosméticos y cuatro armas nuevas, pero por otro jugar al juego únicamente cuando salen las expansiones y dejarlo ahí, hace que te pierdas contenido que no podrás recuperar cuando vuelvas dentro de unos meses e insisto, ya no hablo de una arma especial o similar sino de una historia con un personaje importante. Maravilloso problema.

Todo esto también viene sumado a que con la llegada de Más Allá de la Luz, mucho contenido que ya existía y, por decirlo alguna manera, era fijo; todo aquello que ocurría en Mercurio, Marte, Ío, Titán y Leviatán ha desaparecido y no es poco. Para los Guardianes es un misterio que ni el propio Zavala ahora mismo tiene respuesta pero para los jugadores es una putada. Bungie ha comentado que han tenido que limitar las zonas activas del juego porque la cosa se les iba de las manos y no podían mantener tanto contenido al unísono (curioso para un estudio de tal calibre) pero ha asegurado que esas zonas volverán más adelante y entendemos como parte narrativa de los futuros eventos que tengan lugar en el juego. Por contra, además, de Europa ha vuelto a nuestros destinos el Cosmódromo, la mítica zona inicial del primer Destiny y además el estudio ha garantizado que más adelante volvería la célebre La Cámara de Cristal, quizá la incursión más famosa de la saga.
Como jugador que ha jugado la mayor parte del contenido del juego, es hasta curioso que de una necesidad en el mundo real aprovechen para generar nuevas lineas argumentales en su universo (y espero con ansia saber el motivo de la desaparición de los sistemas) pero para un jugador que tenga el juego comprado y, por lo que sea, no haya podido disfrutar de dicho contenido me parece un decisión fea. Me encanta que Destiny sea un mundo viviente y que se pueda catalogar perfectamente como un MMO pero entonces debe asegurar ciertos mínimos. ¿Os imagináis no poder hacer El Templo Oscuro en World of Warcraft porque Blizzard decidiese quitar esa raid de The Burning Crusade? Veremos a ver cómo gestiona el estudio este aspecto en el futuro pero a su favor tiene esa versión free to play llamada Destiny 2: Nueva Luz que nos da muchísimo contenido sin pasar por caja
Destiny 2: Más Allá de la Luz es imprescindible para los fans del juego, eso está claro. Para el resto… siempre son bienvenidos nuevos guardianes que difícilmente no caerán en las garras del Viajero. Las novedades se justifican por sí solas. A una jugabilidad impecable hay que sumarle que en consolas de nueva generación tenemos 60 FPS (120 FPS en PVP) a 4K que hacen que todo se mueva y se sienta todavía mejor. Otra mejora muy demandada era la de aligerar los tiempos de carga; que ahora son un suspiro y echaremos de menos mirar a nuestra nave orbitar. También podremos modificar el campo de visión y, lógicamente, tenemos cross-generation mientras esperamos el ansiado cross play entre plataformas.
Escribí hace ya la vida sobre la alpha y beta del primer Destiny; lo mucho que me había gustado y lo resumía con un simple I Love Destiny. Pasan los años y sigo enamorado del juego de Bungie. Mantengo una gran ilusión tanto por echar un partida cuando acabe el texto como por jugar a lo que nos tiene preparado el estudio. Su contenido siempre es de muchísima calidad y Más Allá de la Luz es un perfecto ejemplo de ello.