FIFA 23, Splatoon 3 y ahora Call of Duty: Modern Warfare 2. Son tres títulos que aparentemente poco tienen que ver… todos ellos se corresponden a mis últimos análisis para la web y casualmente tienen un factor común. Continuismo y pulido. Avanzamos a pasos pequeños en esta generación y vemos como las grandes propuestas parecen atascadas en renovar sus exitosas formulas, sin embargo, si el producto funciona y podemos (dentro de la zona segura) mejorarlo al máximo, ¿Cuál es el problema?
Hoy hacemos un viaje al pasado, pero de una forma totalmente contemporánea, y es que nos volvemos a ver las caras con el Capitán Price, Ghost, Gaz y Soap. Volvemos a la guerra moderna de Call of Duty en esta suerte de reborn, que poco tiene que ver con las entregas pasadas, esas con las que comparte nombre, pero que pese a ello, nos llega en forma de Call of Duty definitivo (llevo escribiendo esto de definitivo en los tres últimos textos, pido perdón, pero es que es así). Coged la M4 y acompañadme en esta guerra.
Como os decía, este reborn de una de las franquicias más exitosas de la historia de los videojuegos… poco tiene que ver con sus productos originales. Más allá de llevar una “pipa” y de que los protagonistas son los mismos.
Ahora CoD muestra un empeño, casi obsesivo, por el realismo. Ajándose de la hipotética tercera guerra mundial de su etapa pasada, en Modern Warfare 2 (2022) vemos a nuestro equipo de mercenarios enrolarse en una misión algo más creíble. Los rusos están ayudando a un grupo terrorista (árabe) para atentar contra U.S.A. Lo peor es que estos parecen tener en su poder misiles americanos, lo cual riza aún más el rizo. Nuestra misión será la de detener a su líder, además de (por supuesto) desarmar los misiles.

Para ello el juego luce una inteligencia y un buen hacer absolutamente brillante. Para empezar nos llevará por unos escenarios variadísimos, que van desde nuestra Españita, hasta Irán, Estados Unidos, Holanda e incluso Méjico. Alternando no solo el tipo de escenarios (más abiertos, pasilleros, pequeñas sandboxes e incluso marítimos) sino que veremos una mezcla de estilos de juego de lo más variopintos, pasando de batalla con coberturas, operaciones relámpago, controlar la artillería de un avión militar… hasta misiones de sigilo puro, las cuales incluso incluyen mecánicas de crafteo para construir cualquier utensilio que nos permita sobrevivir un poco más (viva MacGyver)
Lo que me enamora es que todo está medido al milímetro, y cada nueva entrega apuesta por una mecánica loca es un rotundo éxito. Cosa extraña, ya que cuando apuestas por un popurrí de ideas sueles quedarte a medio camino en todas. Aquí el endiablado ritmo que nos sugiere la historia que se nos cuenta, nos lleva a disfrutar de cada tipo de misión. Ya sea haciendo de francotiradores en una isla española, atrapando narcos en Ámsterdam e incluso destrozando decenas de guerrilleros a golpe de misiles aéreos. Esto acompaña a una historia interesante y creíble, como una buena peli de acción, con sus malos muy malos, con sus buenos muy buenos y con sus cabroncetes de turno. Además olvidaos de eso de los rusos son megamalos y los americanos héroes absolutos, porque… (Y hasta aquí puedo escribir).
Si se le puede poner un pero a esta campaña, no es otro que el de su duración, la cual apunta a unas 5 o 6 horas, y honestamente cuando termina quieres más. Algo así como degustar un plato de alta cocina, excelente pero escaso.
Y siguiendo con las metáforas culinarias, nadie en su sano juicio compraría un Call of Duty solo por su campaña, ya que sería algo así como comprarte un bocadillo para comer el pan. Si os hablaba de que el titulo peca de conservador, sin duda me refiero a su multijugador.
Estamos ante un multijugador algo más táctico que en sus entregas anteriores (Vanguard y Cold War), las cuales apostaban más por el frenetismo, el cual sigue presente, pero algo más camuflado. Es, de nuevo, lo visto en Mordern Warfare (2019). Sin embargo, sí que creo que hay una apuesta algo más sólida en su apartado puramente creativo. Los escenarios en su mayoría me han encantado, desde el mercado de México hasta el Hotel de Ámsterdam, pasando por carreteras en ruinas o zonas de naves industriales o los colosales mapas de guerra terrestre, siendo mi favorito el que se desarrolla en suelo Iraní.
Otra sensación que tengo, es que a diferencia de otras entregas, la puerta de entrada está más definida; contando con un buen número de armas, además de mejoras de campo así como de ventajas (o racha de bajas). Esto es un arma de doble filo, ya que los nuevos jugadores pueden sentirse algo aturdidos ante la ingente cantidad de equipo, pero honestamente da muchísimo más juego a la hora de crearte un perfil que se adapte a tu forma de jugar. Esto no quiere decir que nos lo den todo, ni mucho menos, aun quedará bastante contenido por desbloquear, no sería raro que salga el nuevo Duty y aun no hayamos desbloqueado todo en esta entrega.
Ahora, las sensaciones puramente jugables son excelentes. Volvemos a mi mensaje tipo, de que estamos ante un título conservador en su apuesta pero más pulido que sus antecesores. El ritmo sigue siendo alto, pero nos permite jugar con cabeza, lo cual se intensifica si jugamos con amigos y chat de voz. Por ejemplo en el modo rescate de prisioneros, he podido ver un poquito de Rainbow Six a la hora de entrar en la casa donde esconden a los prisioneros, cuadrando con tus compis, cubriendo todas las salidas, desplegando un dron y coordinando el ataque. Una maravilla.
Pero no siempre podemos jugar en compañía, y pese a no ser lo mismo, el juego sigue siendo muy divertido en solitario. La clave del éxito, si me preguntas a mí, es su ritmo de juego. Una vez buscas partida es un no parar, ¿Sabéis esto de mirar el móvil mientras encuentra partida? Eso no pasa en CoD. Incluso, un servidor, tiene que salir de la cola para descansar tras tres o cuatro partidas, ya que el ritmo continuado me ataca los nervios.

Por ultimo podemos hablar del gunplay, que sigue soportando el peso de los años con un feedback que debería estar prohibido. No hay juego en el mundo que te de esta sensación al hacer un headshot. Aquí además hay que romper una lanza a favor de Sony y su DualSense, el cual está muy presente en la partida. No será lo mismo impactar en un cráneo enemigo que en un chaleco antibalas y son estos pequeños detalles los que en conjunto hacen grande la apuesta.
En resumen y al igual que en mis anteriores textos, estamos ante un juego continuista en su máxima expresión, pero que sin embargo lucha por seguir mejorando y el resultado es la novena elevación de la saga. Contamos con una campaña breve pero divertidísima y cuidada hasta el más mínimo detalle, de manera casi enfermiza (gráficamente hay momentos que te derriten los ojos, de nuevo cito Ámsterdam) quedando así grabada en nuestra memoria. El multijugador sigue siendo el rey, con mil y un modos de juego que nos permiten pasar de la lluvia de balas a las tácticas más avanzadas, contando con mapas colosales de guerra total, hasta pequeñas misiones cooperativas vs IA. Y es que en definitiva seguimos estando delante del Rey de los FPS.